Si tenemos la sensación de que la sociedad está cambiando a pasos agigantados, ¿porque no lo vemos igual cuando hablamos de nuestras aulas?
Si los alumnos son ciudadanos del siglo XXI, ¿porqué estudian en las escuelas del siglo XX (en el mejor de los casos)? Y no me refiero necesariamente a manido tema del uso de las Nuevas Tecnologías de la información. El aula se puede adaptar al siglo XXI, independientemente de los recursos tecnológicos con los que contemos, aunque, lógicamente, el disponer de una buena dotación tecnológica ayuda, sobre todo en los estudios profesionales. La cuestión que analizo aquí es ¿cómo dar ese cambio en el aula que nos ayude a formar personas del siglo XXI? ¿cómo debe ser el aprendizaje de nuestros alumnos para que sea acorde con la sociedad en la que viven?
Los alumnos, y en especial los alumnos de FP, se están formando en un entorno de aprendizaje totalmente conducido, en el que el docente decide cómo, qué y cuándo; a veces nos encontramos con unos currículos totalmente obsoletos que debemos sortear como mejor podemos para no formar a los alumnos en unos contenidos que cuando salgan a la empresa ya estarán caducados. Utilizamos una metodología que no despierta en el alumno más que apatía. Los centros de interés de nuestros alumnos han cambiado. En muchos casos mis alumnos vienen a clase como una rutina más, es lo que han hecho siempre. Como me decía una alumna: "es la opción menos mala a la que me enfrento". También es cierto que con la situación de recesión en la que nos encontramos, tenemos cada vez más alumnos que estudian un ciclo formativo porque quieren reciclarse, reorientar su carrera profesional. Así pues, pensando en estos, pero también pensando en los que asisten a clase por mera inercia, creo que debemos apostar por un cambio metodológico, mirar el aula de otra manera, dar protagonismo a las inquietudes de los alumnos y sobre todo repensar nuestro papel como docentes.
Todas estas preguntas me han estado rondando por la cabeza los últimos cinco años. Siempre me ha preocupado que mi enfoque de aula no sea un enfoque teórico. ¿Porqué?, pues porque mis alumnos deben ir a la empresa a realizar sus prácticas, no a pasar un exámen de contenidos. Por que mis alumnos estudian para insertarse en el mundo laboral que les va a exigir que seancompetentes y sobre todo "que sepan hacer" y que "sepan hacer dentro de un entorno de trabajo cambiante". Cuando estén solos en un despacho, en la mayoría de casos solos frente a un ordenador deberán enfrentarse a problemas o situaciones en las que deben utilizar contenidos aprendidos en diferentes módulos y otros que no sabían ni que existían. Y cuando trabajen en una empresa con diferentes departamentos y/o funciones sepan coordinarse y enfrentarse a los problemas que surgen en el trabajo en equipo.
Llegado a este punto, muchos pensarán que hay cosas que se deben estudiar, que los contenidos teóricos son importantes. Y es cierto. Pero hay que ponderar las cosas. Yo creo (y como opinión personal que es me puedo equivocar) que hay unos contenidos teóricos de base que son imprescindibles, sobre todo en la Formación Profesional, donde muchos alumnos no tienen una experiencia profesional previa ni unos contenidos básicos específicos de la familia profesional en la que se han matriculado. Pero no todo se debe estudiar de manera teórica.
Tenemos multitud de formas de enfocar un aprendizaje más práctico, más orientado al mundo laboral. Y además debemos encontrar otra manera de enseñar que nos permita formar a los alumnos en general, y a los de FP en particular, en esas competencias generales y profesionales que les ayude a insertarse en la sociedad y en un entorno productivo.
Estaríamos hablando de un enfoque que nos permitiera:
- formar a los alumnos en esos contenidos teóricos base que son imprescindibles para su vida profesional
- formar a los alumnos en unas competencias profesionales de índole práctico necesarias para su desempeño en el mundo laboral
- formar a los alumnos en la solución de problemas, especialmente problemas que necesitan de recursos interdisciplinares
- enseñar a los alumnos a buscar información relevante, a analizarla y a formar conclusiones
- entrenar a los alumnos a tomar decisiones de manera autónoma
- entrenar a los alumnos en el trabajo en equipo, con las dificultades y recompensas que este tipo de trabajo conlleva
- a potenciar sus competencias comunicativas en una o varias lenguas
- motivar a los alumnos en el aprendizaje contínuo a lo largo de la vida
- facilitar a los alumnos su proceso de aprendizaje en un entorno tecnológico
- formar a los alumnos en la responsabilidad
Para ayudarme a responder a las preguntas que me surgían y que he ido planteando anteriormente empecé a leer artículos sobre experiencias innovadoras en el aula y encontré el aprendizaje cooperativo. Casualmente los primeros artículos que encontré sobre este aprendizaje, no eran aplicados a las etapas de enseñanzas obligatorias sino en las enseñanzas universitarias, lo cual me permitió visualizar el aprendizaje cooperativo como algo posible en las enseñanzas post obligatorias y en especial en la Formación Profesional. Reconozco que soy muy curiosa y que los retos me motivan para iniciar nuevos proyectos, así que después de un proceso de investigación y mucha lectura decidí empezar a dar pasos en mi nuevo enfoque cooperativo del aula: comencé a utilizar pequeñas estructuras cooperativas en mis clases "normales", digo normales porque en esta fase inicial solo hacía pequeñas pruebas, no veía el aprendizaje cooperativo como un enfoque global de mi docencia.
Transformar nuestra aula en un aula cooperativa no es nada fácil. Para que engañarnos. Las dificultades surgen desde varios ámbitos:
- nuestro papel docente: metodología, formación, resistencia al cambio, falta de tiempo
- la resistencia a lo desconocido y al cambio de los propios alumnos
- las infraestructuras y el equipamiento con el que contamos
- la resistencia al trabajo en equipo de los propios profesores
- la falta de recursos didácticos en línea con este enfoque del aprendizaje
Pero a pesar de las dificultades, la transformación es posible. Como decía mi compañera Amparo, "una vez lo pruebas no lo cambias". Muchos hemos empezado haciendo pinitos en una materia concreta, pero cuando adoptas el aprendizaje coopertativo como enfoque de tu aula, no lo puedes hacer en un grupo si y en otros no. Al final, acabas implantándolo en todos, y asumiendo que es un enfoque global en tu tarea docente, que afecta a muchas más cosas que al diseño de tu programación o a como planteas las actividades diarias. Iremos desgranando todo esto poco a poco.
Actualmente, el Aprendizaje Cooperativo, forma parte del sustrato de mi aula. Es la base que me ayuda a que otras metodologías activas (que he ido implementando desde que inicié este blog) funcionen. Sin entrar en demasiado detalle, mis módulos profesionales que imparto, están estructurados en base a:
- uno o dos proyectos de ABP por trimestre
- gestión de equipos basada en los principios de Aprendizaje Cooperativo y con la ayuda de gestión de proyectos que da el KANBAN.
- píldoras o sesiones formativas de enlace entre proyectos en las que combino explicaciones teóricas con actividades cooperativas (del tipo estructuras simples que puedes encontrar en este blog y en otros muchos)
- una estrategia de evaluación formativa, en la que le doy mucha cancha a los alumnos, intentando que ganen en autonomía y autorregulación de su aprendizaje.